INVESTIGACIÓN POR VENTA DE TERRENOS EN SANTA ANA
El Gobierno pidió que la Justicia actúe y castigue a los funcionarios corruptos
Con una decena de agentes públicos presos, dos de ellos directores de importantes oficinas, el gobernador dijo: "no hay impunidad".
La investigación judicial que viene desarrollándose desde principio de año en torno a la compra y venta irregular de terrenos en la zona lindante a Santa Ana de los Guácaras y el acceso Norte a la ciudad de Corrientes sigue su curso por el andarivel judicial: la causa tiene casi 20 detenidos, casi la mitad de ellos funcionarios del Gobierno provincial, mientras que las resonancias del escándalo institucional producto de los allanamientos de dos dependencias estatales de renombre, la Dirección de Catastro y el Registro de la Propiedad Inmueble (los arrestos de sus respectivos titulares), siguen produciendo ecos. Ayer se escuchó por primera vez la voz gubernamental encarnada en el doctor Gustavo Valdés; hasta entonces desde el Poder Ejecutivo solo se había emitido una gacetilla a través de la Dirección de Información Pública, atribuyendo a los organismos de control interno la detección de las maniobras espurias. La frase del mandatario resultó lacónica a la vez que rica en interpretaciones: "Acá no hay impunidad". Una sentencia, múltiples niveles de lectura. La más pedestre, una manera seca de cortar la cadena de responsabilidades que escaló la pesquisa judicial a cargo del fiscal Gustavo Roubineau -todo un paladín anticorrupción que en su haber tiene el notable galardón de haber logrado la condena de un ex gobernador, Arturo Colombi (2005-2009)-, que en su camino encarceló a importantes profesionales de la Escribanía, la Agrimensura y la Abogacía, que lo condujo a imputar a su colega Edmundo Gustavo Schmitt, representante del Ministerio Público ante el Tribunal Oral Penal Nº 2. La consecución lógica sería que en Corrientes no hay impunidad porque no todos los acusados que detentan funciones públicas están presos -a excepción de Schmitt- y a disposición de la Justicia y no hay mucho más que ahondar, al menos en la esfera estatal.
Una interpretación más amplia y menos anclada en lo local e inmediato refiere a la situación puntual de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, que por estos días afrontó dos importantes batallas judiciales por malversación de fondos públicos de las que pretende salir absuelta. Un distanciamiento político -en Corrientes la impunidad (al menos política) no existiría- que como costo y contrapartida implícita es el reconocimiento por parte del Gobernador de la corrupción dentro de la administración que conduce, conducta empero, que tiene sus consecuencias. "Tienen que ir presos todos los culpables", había agregado a lo anterior durante una entrevista radial. Además, aseguró que no intervendrá los organismos implicados (por lo tanto, los funcionarios no serán destituidos). "El ministro de Economía, Marcelo Rivas Piasentini, está a cargo", aseguró. Justamente dicho funcionario había sido citado por los senadores provinciales de la oposición para ser interpelado y que brinde explicaciones, pero el oficialismo no dio quorum y la sesión del jueves cayó. "Vamos a ver con claridad cómo es la maniobra, qué es lo que tenemos que hacer y poner a personas responsables", dijo Valdés y recalcó que "la Justicia tiene que actuar", dando vía libre a la acción pero a la vez cargando la responsabilidad del éxito o fracaso, no de la investigación sino del proceso que debe llevarlos a juicio en tiempos adecuados, lo que en los antecedentes recientes de corrupción estatal a nivel provincial no ha sucedido, tardando los casos más emblemáticos -Fondo Compensador y Causa Publicidad- una década en avanzar a la segunda instancia, restando en el caso de la segunda aún la confirmación de las condenas en el Superior Tribunal de Justicia de Corrientes. No está demás decir que en ambos casos las penas impuestas fueron de prisión en suspenso, nadie fue preso aunque sí quedaron inhabilitados para ejercer cargos públicos.
En tanto el fiscal de la causa, doctor Roubineau, había asegurado anteayer que iba a llegar a fondo con la investigación del caso para determinar todas las responsabilidades dentro de la organización criminal que cree haber destapado y la cual estaba constituida al menos por tres patas: las escribanas -entre las que sobresale Gladys Dionisia Báez-, los directivos y otros funcionarios de Catastro y el Registro de la Propiedad, y los particulares interesados, quienes realizaron las compras pese a las irregularidades que fueron surgiendo en el curso de las negociaciones, tal como en su momento lo había contado el fiscal Schmitt.
Lunes, 22 de agosto de 2022
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