FUERTE
La dura historia de vida de Rodrigo Lussich: “Me dieron por muerto durante…”
El conductor de Socios del Espectáculo contó detalles de su infancia nómade y repasó los episodios más extremos que marcaron su vida.
Cuando mira hacia atrás, Rodrigo Lussich se recuerda como un chico “difícil”, "siempre enojado”. Es que, de niño, el periodista uruguayo no se sentía nada a gusto con el modo de vida hippie que seguían sus padres, una existencia nómade que los llevó a él y a su hermana Fernanda a atravesar las más insólitas situaciones que lo marcaron profundamente.
El conductor de Socios del Espectáculo las pasó todas en su infancia: vivió en una casa tomada en pésimas condiciones, se crió entre nudistas, envuelto en el humo de la marihuana, el idealismo de los años setenta y la incertidumbre total de por dónde seguiría su ruta.
Así lo contó Lussich, en diálogo con Teleshow, en una entrevista a fondo en la que develó su costado menos conocido, una infancia con material de sobra para escribir una novela en la que la realidad supera la ficción.
Hijo de padres jóvenes, Charo Pérez y Gustavo Lussich, que se conocieron en la adolescencia en la Escuela de Arte Dramático y se casaron al año, Rodrigo aprendió a vivir en comunidad y a compartirlo todo, conoció de cerca la hermandad y el amor libre que la juventud enarbolaba en ese entonces pero hoy dice que pasó por situaciones de real abandono.
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Ángel de Brito tiró una bomba sobre el presente sentimental de Laurita Fernández Cuando Rodrigo cumplió cinco años, sus padres ya se habían separado, pero seguían conviviendo en una casa tomada en el barrio montevideano de Pocitos. “Tenía dos pisos, estaba hecha pelota y llena de gatos. Para entonces, mi vieja ya tenía otra pareja, que a su vez era amigo de papá. Y papá tenía una novia que era amiga de mamá”, contó.
Pero lo que más aprendió Lussich fue el sentido de la supervivencia, ya que sus padres, “obsesionados con la libertad” que ellos sentían que estaba en Brasil: “Si no era Florianópolis, era Río, Sao Paulo, Porto Alegre o Bahía. Pero era en Brasil donde estaba la zanahoria que ellos perseguían”.
El niño padecía esos viajes: “A cada despedida, seguían semanas y semanas de viaje hasta llegar a destino. Haciendo dedo. Parando en plazas. Trepando a camiones y colectivos. Naturalizando el hecho de hacer nuestras necesidades detrás de las rocas y sorteando cuestiones de salud, del modo en que podíamos”.
“En fin, siempre nos íbamos a vivir a algún lugar. Y siempre volvíamos porque nos cagábamos de hambre”, recordó. En este sentido, Lussich señaló el drama que vivió su familia que había quedado Uruguay en uno de esos viajes, en los que tardaron “seis meses haciendo dedo” en llegar a San Salvador de Bahía.
“Íbamos parando en cada pueblo intentando juntar algo de guita para continuar el trayecto, pero además había que morfar”, recordó. “En Uruguay, el resto de la familia, pensaron lo peor. Con el correr de los días, y sin noticias, nos dieron por muertos. Jamás voy a olvidar el día que regresamos a Montevideo: ¡todos nos abrazaban como si hubiésemos vuelto del más allá!”.
Y trajo al presente otro recuerdo traumático cuando a su mamá decidió irse a Florianópolis con un grupo de teatro y él, a sus 8 años, con su hermana, de 12, viajaron a verla, solos.
“Me acuerdo de haber bajado en la terminal de ómnibus y de que no hubiese nadie esperándonos. ¡Nadie! Nadie había ido por nosotros”, relató el ex Intrusos, quien aún ahora se sorprende de la suerte que tuviron en cruzarse siempre con “gente buena” en su camino. "Hicieron lo que pudieron", dice hoy, de sus padres.
Jueves, 18 de agosto de 2022
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