FESTEJO INTERNACIONAL
Día de la montaña rusa: "Es una sensación de liberación", señalan los fanáticos
Un grupo de aficionados estadounidenses denominado American Coaster Enthusiasts impulsó la celebración mundial en homenaje al ingeniero Edivin Prescott, quien el 16 de agosto de 1898 patentó la más tradicional con bucles "Loop The Loop".
En el Día Internacional de la Montaña Rusa, fanáticos de ese entretenimiento e integrantes de asociaciones de centros de diversión aseguraron que "la sensación de vértigo es lo que permitió que sea una de las atracciones con mayor cantidad de adeptos a nivel mundial".
En sus inicios, una atracción de invierno en la Rusia del siglo XVIII que despierta pasión hasta nuestros días, al punto que un grupo de aficionados estadounidenses denominado American Coaster Enthusiasts impulsó la celebración mundial de la montaña rusa en homenaje al ingeniero Edivin Prescott, quien el 16 de agosto de 1898 patentó la más tradicional con bucles "Loop The Loop".
En Argentina, las primeras montañas rusas llegaron en 1913 y se instalaron en el predio de lo que fue el Parque Japonés, el cual funcionó entre 1911 y 1930 -año en que se incendió- en el cruce de las porteñas avenida Callao y Del Libertador. Los dos modelos fueron el "Loop The Loop" y "a Fuji yama", que se inauguraron en ese mismo año.
Pablo Bolaño, aficionado a las montañas rusas e integrante de la Organización por la Conservación del Parque de la Ciudad (OCPC), afirmó a Télam que "el Fuji yama era un tren hecho de madera y sobre rieles de madera, que recorre vertiginosamente toda la infraestructura similar a un volcán, que funcionó hasta 1930, cuando un incendio, provocado por los rieles del Ferrocarril Central Argentino, que circulaba por la zona, lo destruyó".
"Subir a la montaña rusa es un momento único en el cual uno puede dejar fluir y canalizar un montón de emociones, estrés, alegría y euforia, lo que provoca una sensación de liberación" Sebastián Vilas, extrabajador del Parque de la Ciudad
El Italpark, construido en 1960 en el mismo terreno del Parque Japonés, también tuvo sus montañas rusas reconocidas. La "Super ocho volante", construida a principios de la década de los 60 por la empresa italiana Fratelli Pinfari y la montaña rusa llamada Corkscrew, diseñada por la empresa holandesa Vekoma.
En la década 80, con la inauguración el parque de diversiones Interama, luego Parque de la Ciudad, en el barrio porteño de Villa Soldati, se inauguraron un total de ocho montañas rusas, entre las que se destacan "el Aconcagua" y el "Wildcat", ambas caracterizada por su gran tamaño y velocidad.
Según Hernán Rodríguez, fundador de la OCPC, señaló que "el diseño de la montaña rusa Aconcagua fue hecho específicamente para el parque, es decir es la única que hubo en el mundo".
El carácter innovador del exInterama fue la introducción en el país de las primeras montañas rusas acuáticas. La "Hidrovértigo" fue inaugurada en la década del 80, construida sobre un espejo de agua de 10.000 metros cuadrados.
El exInterama construyó las montañas rusas para niños en Argentina, que fueron inauguradas en 1982 bajo la denominación "Montaña Rusa Infantil" y "Súper Montaña Rusa Infantil".
Bolaño remarcó que "las montañas rusas que tuvo tanto el Parque de la Ciudad, el Italpark y el Parque de la Costa fueron compradas a empresas que en la actualidad proveen el mismo servicio a los más grandes parques de diversiones a nivel mundial".
En Argentina las primeras montaas rusas llegaron en 1913 y se instalaron en el predio de lo que fue el Parque Japons En Argentina, las primeras montañas rusas llegaron en 1913 y se instalaron en el predio de lo que fue el Parque Japonés.
No obstante, algunas de las montañas rusas del exInterama jamás tuvieron funcionamiento ya sea por faltas de protocolos de seguridad o cuestiones burocráticas de la ciudad de Buenos Aires.
Rodríguez destacó que uno de los casos más notorios fue "Vertigorama", comprada a la empresa italiana Giovanola Freres, pero "que nunca funcionó al público porque no había sido habilitado y porque durante el proceso de intervención del parque en 1983, dañaron su tablero de control".
Sebastián Vilas, extrabajador del Parque de la Ciudad, integrante de la OCPC e impulsor junto a Hernán Rodríguez y Pablo Bolaño, de la ley que declaró como patrimonio cultural a la Torre espacial, enfatizó la historia de la montaña Rusa "Jet Start" que estaría ubicado en el sector "fantasía" del parque y que recién sería inaugurado en 2016 en un parque de diversiones itinerante del norte argentino.
"Esta montaña rusa ni siquiera se llegó a ensamblar, porque estaba supeditada a la construcción del cine del parque, pero cuando se produce la intervención por irregularidades en el parque, se paralizaron las obras del cine y en consecuencia tampoco se pudo ensamblar la montaña rusa".
Y agregó "los fierros de esta montaña rusa estuvieron abandonadas por más de 35 años en el estacionamiento del parque de la ciudad hasta el 2016, cuando el gobierno porteño empezó el desguace y vendió a un precio ridículo los ensambles de "Jet Start" a un parque de diversiones del interior, que lo puso en funcionamiento ese mismo año por primera vez".
Hay un total de 10 montañas rusas instaladas en el país, aunque esta cifra se puede extender a 25 teniendo en cuenta los parques de diversiones itinerantes
Según Daniel Catzman, titular de la Asociación Argentina de Parques y Atracciones (APPA), en la actualidad y solo teniendo en cuenta los parques de diversiones que se agrupan en su entidad, hay un total de 10 montañas rusas instaladas en el país, aunque esta cifra se puede extender a 25 teniendo en cuenta los parques de diversiones itinerantes.
Catzman destacó que "el principal problema de la montaña rusa en el país son sus costos, porque su construcción requiere 500.000 de euros (508.375 dólares a la cotización de hoy) en el caso de una chica y millones de euros para una de gran tamaño".
El titular de APPA consideró que el éxito de la montaña rusa se debe a que "es la sensación de vértigo lo que permitió que sea una de las atracciones con mayor cantidad de adeptos a nivel mundial".
Por su parte, Vilas, cuya afición por este juego comenzó a los cinco años, afirmó que subir a la montaña rusa "es un momento único en el cual uno puede dejar fluir y canalizar un montón de emociones, estrés, alegría y euforia, lo que provoca una sensación de liberación".
Martes, 16 de agosto de 2022
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