ENTREVISTA
Mauricio Dayub: “Me dicen que en Argentina siempre tenemos que hacer equilibrio”
El actor, director y dramaturgo se encuentra de gira con El Equilibrista, el unipersonal que creó para contar su historia familiar y que es todo un éxito.
La obra habla de aquello que se lleva en la sangre, de la juventud, de la finitud de la vida y busca que el público sienta lo que vale de verdad.
Cuando Mauricio Dayub se animó a perder el equilibrio tenía 20 años. Vivía en Entre Ríos, estudiaba Ciencias Económicas, sacaba buenas notas y así hacía feliz a sus papás. “Era muy educadito y con naturalidad, me acostumbraba a hacer todo lo que no me gustaba. Un día me di cuenta de que mi vida no era lo que yo quería, los demás no me veían como era de verdad y tuve que hacer un cambio”, reconoce en diálogo con MDZ Online.
El click lo hizo cuando, entrando a un almacén, escuchó a la mujer que atendía decir “ahí viene el serio del barrio”. La frase le hizo ruido y entendió todo. “Había construido una imagen que no era lo que yo era”, recuerda y agrega: “Tuve que alejarme de la ciudad que había nacido, de mi familia, amigos y seguir a mi corazón. Ese fue el momento en el que recuerdo que arriesgué más perdiendo el equilibrio, sobre todo, por lo que no hubiera logrado si no lo hubiera hecho”.
Dayub mira para atrás, se muestra muy agradecido y, al otro lado del teléfono, reflexiona: “Es vital tomar la decisión por el camino correcto y no acomodarse en la incomodidad cuando la vida no te proporciona lo que querés”.
EN 2019, MAURICIO DAYUB GANÓ EL PREMIO ACE DE ORO POR SU PAPEL EN EL EQUILIBRISTA - ¿Qué cosas continúas haciendo para complacer a otros? - Muy pocas, cuando las tengo que hacer, porque no me gustan, entiendo que es por un objetivo importante y me empiezan a gustar un poco más. Pero son bastante pocas. Al tratar de ser lo más parecido a mi, a lo más verdadero, uno se anima a decirle al otro “no, mirá, esto no lo hago; si querés hago esto otro o podría hacer tal cosa”. Uno tiene más chance cuando empieza a ser verdadero.
- Tanto en lo profesional, como en lo personal… - Tal cual, en el profesional lo he tenido que hacer pero sabiendo cuál era el otro resultado que obtenía. Muchas veces como los demás no me daban los roles que creía que podían estar bien para mí, hacía roles que sentía que no eran los adecuados. Con lo que obtenía, me iba al teatro a crear mis espectáculos y generar lo que para mí estaba bueno.
- Quería hacer un espectáculo que no se dijera, mostrara o contara desde arriba del escenario, sino que hiciera imaginar al espectador. Para eso trabajé con una imagen parecida a la metonimia en literatura, que es mostrar una parte para contar el todo. Quería aportar mi granito de arena y poner en el escenario el teatro que a mí más me gusta, en el que yo más creo, y que sentía que se había perdido. Para eso aprendí a tocar un instrumento, a hacer equilibrio casi por encima de la cabeza de los espectadores y manejo más de 30 objetos…
DAYUB SE PONE EN LA PIEL DE VARIOS PERSONAJES PARA CONTAR SU HISTORIA FAMILIAR - ¿Por qué te autopercibís como un equilibrista? - El espectáculo partió de una frase que decía mi abuelo: “El mundo es de quienes se animan a perder el equilibrio”. A partir de ahí se fueron sucediendo las historias de mis papás, de mis tíos, de mis abuelos. Uno cuando empieza a trabajar en un espectáculo no tiene una definición de uno mismo tal como esa pero si, a partir de eso, encontré mucha empatía con lo que había querido plasmar porque la gente me dice que en nuestro país siempre tenemos que estar haciendo equilibrio. Es una obra que habla de lo que somos de verdad, de lo que se lleva en la sangre, de la juventud, de la finitud de la vida. No tiene temas de actualidad a la que le pueda pasar el tiempo por encima.
- Al igual que pasó con El Amateur, ¿tenés pensado recrear este espectáculo en el cine? - ¡Pero qué linda tu pregunta! Me han dicho que la historia es muy cinematográfica y tiene muchas posibilidades de ir al cine. Si bien ha habido algunos intentos o conversaciones, no hay ninguna propuesta concreta. El Equilibrista aún no me ha mostrado su techo: pasó de una sala de 180 espectadores a una de 1000 y a dos meses de estrenar, hice gira por todo el país como los espectáculos hacen al final de su recorrido. Viajé al exterior y pronto vuelvo a Israel y Madrid; la han visto personas de otros países y por todas las cosas que me pasan con la obra, no lo doy por cerrado al tema… Pero, probablemente, pueda pasar algo de lo que decís.
- ¿Por qué crees que la obra funciona tan bien? - Coincidió con la necesidad que yo tenía de parar con lo que no nos conmueve, importa o no nos valora y poner sobre el escenario una historia que resignifique y reivindique la vida de cada uno de nosotros. La realidad nos menosprecia, nos ningunea y El Equilibrista te hace sentir lo que valemos de verdad. La hice con una necesidad personal y me emociona mucho ver que es la necesidad de tanta gente. No nos damos cuenta, pero todos los días vamos perdiendo un poquito más de lo que somos por todas las cosas que el mercado cotiza y no son las más importantes. Aunque lo sabemos, no nos queda otra que ir tras esos objetivos que si los logramos son como sueños imposibles.
- ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando? - Tengo una cajita en la que guardo todo lo que conmueve, atrae y entusiasma. Ahí voy depositando en papelitos escritos lo que en algún momento del futuro se convertirá en una obra, siempre trabajé así. Ahora estoy con mucha actividad, tengo tres obras en cartel y no estoy escribiendo.
Para agendar El equilibrista
Sábado 6, a las 21, y domingo 7, a las 20, en el Teatro Mendoza (San Juan 1427, Ciudad de Mendoza). Entradas en EntradaWeb.
Viernes, 5 de agosto de 2022
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