UN ABANDONO NACIONAL QUE TRASCIENDE GESTIONES
Colapso y derrumbe de puentes en la Ruta 12, un problema recurrente
Hay un plan de drenaje que tiene acuerdos de la Provincia con la administración federal, pero cada año que se presupuestan el destino de los fondos cambia y no se concretan. Por eso ni bien llueve las alcantarillas se debilitan y colapsan.
"Bipolaridad climática" es lo que afecta a la provincia de Corrientes, según un legislador provincial que a poco más de un mes de extinguidos los incendios que, literalmente hicieron humo un millón de hectáreas, la provincia vive de nuevo una emergencia hídrica con campos anegados y la Ruta Nacional 12 cortada al tránsito en el kilómetro 1197 a la altura de la alcantarilla del arroyo Santa Lucía, que necesita de la intervención vial para restablecer la seguridad de la estructura (ver página 24).
Un problema recurrente que tiene una propuesta de solución con un plan maestro de drenaje que se presentó hace más de un lustro desde el Ministerio de la Producción y que tiene un convenio de ejecución firmado con el Gobierno nacional el 20 de febrero de 2019, que comprometía financiamiento del Fondo Financiero para el Desarrollo de los Países de la Cuenca del Plata (FONPLATA), que proponía la ejecución de obras sobre el alcantarillado de las rutas que no se concretaron.
En esa oportunidad Jorge Vara, por entonces Ministro de la Producción, destacó que las obras comprometidas entre los gobiernos provincial y nacional facilitarían "el drenaje de la cuenca alta del Riachuelo y del Santa Lucía que servirían para liberar de riesgos de excesos hídricos a unas 800.000 hectáreas o sea el 10% de la superficie de la provincia".
Un repaso sobre las declaraciones de emergencia hídrica en la última década prueba que cada año se renovaban las promesas de financiar obras de drenaje que aliviarían los riesgos de inundación a la que se ven sometidos los campos y localidades que quedan al Este de la Ruta 12, cuando la pendiente de desagüe avanza hacia el Noreste para llegar hasta el río Paraná y se encuentran con los diques que configura el terraplén de la arteria nacional. El regreso de las lluvias tras el extenso período de sequía que alivió la presión hídrica sobre los terraplenes actualizaron el problema de la debilidad estructural de las alcantarillas.
En 2017 el agotamiento del sistema de drenajes que involucra a la Ruta 12 dieron avisos sobre lo que puede pasar si se mantiene la falta de mantenimiento y la postergación de la ejecución de las obras necesarias con el arrastre del puente en el paraje Iribú Cuá, en el kilómetro 1116 el 19 de mayo, y la caída del puente sobre el arroyo Guazú el 8 de julio.
Pasaron cinco años y las obras para disminuir los riesgos no finalizaron. La desidia nacional respecto a las obras que necesitan los correntinos es transversal. En los últimos 15 años, pasaron cuatro presidencias, Cristina Fernández de Kirchner (dos períodos), Mauricio Macri y ahora con Alberto Fernández ya en la segunda parte de su mandato.
Desde la provincia, el legislador oficialista Noel Breard cargó las tintas por la responsabilidad de las administraciones nacionales, que "cada año ponen los fondos para los puentes en el Presupuesto, pero a la primera oportunidad realizan giros de partidas y cambian el destino de esa plata" (ver recuadro).
Otros documentos que registran las crisis recurrentes son los decretos provinciales y nacionales de declaración de emergencia agropecuaria de los departamentos involucrados por inundaciones que se repiten año tras año, desde 2015 en adelante excepto los años de la pandemia, y en particular los primeros meses del presente año que el motivo de la emergencia fue la catástrofe provocada por los arrasadores incendios que consumieron más de un millón de hectáreas.
Pasada la emergencia ígnea vuelven las lluvias y el promedio de 600 milímetros caídos en las dos últimas semanas reflotaron los problemas de vieja data sobre el sistema de drenajes de campos que todavía esperan los fondos para ser optimizados, más allá de alguna intervención puntual a cargo de las reparticiones provinciales, que volvieron a traer las postales de campos anegados y evacuados donde hace poco más de 30 días había bomberos agotados por la lucha desigual contra los incendios.
Tiene razón el legislador que habla de "bipolaridad climática", pero esa es sólo una de las causas y es la parte que los seres humanos no podemos prever, pero la desidia o negligencia de los gobiernos influye y mucho, al punto de cobrarse vidas humanas como la muerte del turista misionero Rogelio Schweig que murió al caerse al agua en el arroyo Guazú porque nadie tuvo la previsión de cerrar el tránsito luego de la caída del puente que, a casi cinco años, no se reemplazó.
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Miércoles, 13 de abril de 2022
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