INSOMNIO
Por qué cuesta dormir toda la noche después de los 60
Los problemas del sueño son frecuentes en las personas mayores. Hay razones orgánicas y funcionales que causan insomnio. Cómo revertirlas.
En general, las personas mayores de 60 años necesitan dormir de 30 a 60 minutos menos que una persona adulta, tienen un sueño menos profundo y más entrecortado que el de las personas más jóvenes: Una persona de 70 años sana puede despertarse cuatro veces durante la noche sin que esto se deba a una enfermedad. Esto se debe a que sus ciclos de sueño varían.
El sueño normal se divide en dos etapas: sueño REM (Rapid-eye-movement) o de movimientos oculares rápidos y sueño no-REM. El sueño REM se caracteriza por la presencia de ondas cerebrales de bajo voltaje y alta frecuencia, atonía muscular y movimientos oculares rápidos; en esta etapa se presenta la mayoría de los sueños. El sueño no-REM se compone de cuatro fases, 1 y 2, que son de sueño ligero y 3 y 4, de sueño profundo; todas ellas transcurren de manera secuencial desde la primera hasta la cuarta fase, que es la fase reparadora del sueño, aquella que produce en la persona la sensación de haber descansado cuando se levanta. Los cambios en el sueño relacionados con la edad son característicos: en los adultos mayores se reduce la duración del sueño profundo, que corresponde a las fases 3 y 4 del sueño no-REM; entonces, disminuye la eficiencia del sueño, porque se acorta el tiempo real de sueño reparador en relación con el tiempo total que transcurre desde que la persona se acuesta hasta que se levanta; aumenta la frecuencia de despertares nocturnos; la latencia de sueño es mayor, es decir, tardan más en quedarse dormidos; se quejan más de insomnio; y tienden a dormir con más frecuencia durante el día.
Cuando no existen problemas que han afectado la conducta como el síndrome crepuscular o el Mal de Alzheimer, en los que el trastorno del sueño está incluido en un conjunto de síntomas que trata el especialista, los problemas para dormir pueden ser disminuidos.
Atacando las causas A veces las personas mayores, al tener mucho tiempo disponible, se duermen durante el día y esto les ocasiona problemas para dormir durante la noche, por lo que es necesario solamente poner orden en los hábitos. Pero hay que tener en cuenta que una de las causas más frecuentes de insomnio y dificultades para conciliar el sueño en los adultos mayores es la depresión, que justamente provoca estados donde tienen poca voluntad para movilizarse y encarar tareas que los mantengan entretenidos y alertas. En estos casos el rol de las personas que rodean al anciano es muy importante porque deben ayudarlo a mantenerse activo, lo que facilitará que descanse mejor por la noche. Y si la depresión es manifiesta, se debe recurrir al médico.
En otros casos, los abuelos tienen enfermedades que les causan molestias y dolores y estos los despiertan. Levantarse a orinar varias veces en la noche, tener reflujo gastroesofágico, apneas o sufrir dolores de tipo articular que obligan a frecuentes cambios de posición pueden hacer imposible el descanso.
En todos los casos se puede recurrir a medicamentos, incluso aquellos de origen natural, como la sabal serrulata en el caso de una hipertrofia prostática que cause necesidad de ir frecuentemente a orinar. Tambien el uso de pañales por la noche, si bien no es una solución, permite que los ancianos con incontinencia nocturna puedan descansar más.
Efectos colaterales Las drogas y medicamentos también pueden afectar el sueño. Entre los que se asocian con insomnio está el alcohol, que causa sedación al principio, pero interfiere con la arquitectura del sueño. Los pacientes que toman un trago antes de acostarse para quedarse dormidos probablemente lograrán este objetivo, pero despertarán durante la noche.
La cafeína, cuya vida media es relativamente larga, también altera el sueño, por lo que es importante no consumir por la tarde los alimentos y bebidas que la contienen. La nicotina interfiere claramente con el sueño, lo que constituye una de las numerosas razones por las cuales no se debe fumar.
Los antidepresivos tienen un efecto variable sobre el sueño: en algunos pacientes, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) dificultan el sueño y en otros, aumentan la somnolencia. Los corticoides, los bloqueadores H2 y los betabloqueadores pueden causar pesadillas.
Por otra parte, ciertos medicamentos que causan somnolencia obligan a los pacientes a dormir más durante el día y les causan dificultad para quedarse dormidos en la noche, como los analgésicos narcóticos, los antidepresivos como imipramina y trazodona, los antihistamínicos y la clonidina.
La apnea del sueño es importante en geriatría, ya que su prevalencia aumenta con la edad; el paciente típico es obeso, soñoliento, roncador e hipertenso. En el examen físico, por lo general se consigna obesidad y cuello grueso. Los síntomas claves de esta alteración son la somnolencia excesiva en el día y los fuertes ronquidos. Esta exige un tratamiento específico.
Piernas inquietas Un sindrome que afecta a aproximadamente un 10% de las personas de la tercera edad, el de movimiento periódico de los miembros y o de piernas inquietas, también pueden causar serias molestias que dificulten el buen dormir. Por las noches, surge la necesidad de moverlas sí o si ante una molestia inespecífica pero intensa. Se califican como una disfunción a nivel neurológico producida por la interacción de medicamentos, o por enfermedades preexistentes, aunque también se ha responsabilizado al estrés. A veces ese trastorno ya aparece por las tardes. Muchos médicos aconsejan, antes de medicar con sustancias psicotrópicas, revisar los niveles de hierro que hay en la sangre porque una deficiencia de este mineral ha sido asociada a su incidencia y un tratamiento con sulfato ferroso puede solucionar el problema.
Tratamientos sin fármacos La educación es un aspecto clave. Es normal que se presenten cambios en los patrones de sueño con la edad y que la mejor manera de enfrentarlos es mediante una higiene del sueño adecuada y otras intervenciones no farmacológicas; sin embargo, si con esto no se logra un buen resultado se podría considerar la prescripción de un medicamento. Entre las recomendaciones no farmacológicas útiles para resolver los trastornos leves del sueño están: levantarse siempre a la misma hora; acostarse sólo cuando se tenga sueño; acortar o eliminar la siesta diurna; hacer ejercicio; ocupar la cama sólo para dormir; limitar o eliminar el alcohol antes de dormir; seguir un ritual para acostarse y levantarse de la cama si no se puede dormir. El Tai-chi, un tipo de ejercicio tradicional chino, y los ejercicios de bajo impacto también sería útiles para el manejo de los trastornos del sueño. Se realizaron un estudio aleatorio y controlado sobre los efectos de la práctica de Tai-chi y de ejercicios de bajo impacto en adultos mayores; encontraron que a los seis meses, el grupo que practicaba Tai-chi dormía mejor y además los pacientes tenían menor latencia de sueño.
Miércoles, 23 de febrero de 2022
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