ECONOMÍA DEL 2015
Los 5 datos que Axel Kicillof olvida cuando critica la "herencia recibida"
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, volvió a cargar contra el Gobierno de Cambiemos, la pandemia y el FMI. Los responsabiliza como causantes de la crisis que vive hoy el país. Los datos de su gestión al frente del Ministerio, en 2015, muestran que él forma parte de la "herencia recibida".
Axel Kicillof es el gobernador bonaerense, pero es mucho más que eso. Su profesión de economista y su dos años de gestión al frente del Ministerio del área, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, lo ubican como una palabra de peso en el Gobierno de Alberto Fernández. Es por eso que suele opinar de los temas nacionales en la misma proporción o más que los referidos a su provincia.
Esta semana habló de la negociación con el FMI y el rechazo a un ajuste. Argumentó que un acuerdo en esas condiciones atentaría contra la recuperación económica que está teniendo el país y, como viene haciendo en distintas oportunidades, señaló los dos factores que generaron todos los problemas actuales: la pandemia y la crisis generada por Mauricio Macri. Quedar bajo las políticas del Fondo Monetario Internacional, con la clara posición que tiene Kicillof contra ese organismo, agravaría esta situación.
Según la visión de la realidad que tiene el gobernador bonaerense, los principales problemas económicos datan de los últimos seis años. Antes de eso, el país era próspero. Sin embargo, si se toman algunos indicadores del período en el que él fue ministro de Economía, entre noviembre del 2013 y diciembre del 2015, después de 11 años de gestión kirchnerista, la comparación puede mostrar que los problemas son similares a los de la actualidad. Es bueno recordar que, en esos dos años, el FMI no era responsable de ninguna política ya que no había relación programática con el organismo de crédito.
Uno de las variables que se puede tener en cuenta es el déficit fiscal en ambos momentos. Esto es la diferencia entre los ingresos y los gastos. En 2015, el déficit primario (no contempla el pago de intereses de deuda) rondó el 5% del PBI, mientras que en la actualidad se ubica en 3 puntos. Durante la gestión de Cambiemos se había llegado casi al equilibrio.
Hay que recordar que en el inicio del Gobierno de Néstor Kirchner se partió de un superávit fiscal de 6%. Es decir, en los años siguientes, se fue consumiendo ese saldo positivo y se pasó a un “rojo” fiscal que alcanzó los niveles máximos en el último mandato de CFK.
Este giro económico, de pasar a gastar más de lo que se recauda, reflotó otro serio problema: la inflación. Después de los 10 años de convertibilidad y los primeros años de la gestión de Néstor Kirchner (mientras duró el superávit), el aumento de los precios volvió a ser un problema. Es difícil poder hacer una comparación confiable en este tema ya que el kirchnerismo, cuando el aumento del costo de vida comenzó a ser evidente, decidió intervenir el Indec y, desde ese momento, las estadística no fueron transparentes.
Aún así, los datos oficiales son más que elocuentes. La gestión de Kicillof tuvo los dos niveles más altos de la “era K”. En 2014, según el Indec intervenido, fue de 23,9%. Las consultoras privadas (que eran perseguidas y multadas) informaron que la inflación cerró ese año en 38%. Se difundía a través del “IPC Congreso”. Si se tiene en cuenta que el proceso inflacionario tiene un factor inercial, lo que sucede hoy no es muy distinto a lo que pasaba bajo la administración de Kicillof.
El mercado cambiario es otro tema a tener en cuenta. Antes de Cambiemos, la pandemia y el regreso del FMI, el país estaba casi sin reservas. Esto llevó a aplicar un “cepo” al dólar que generó una brecha promedio con el mercado “blue” de más de 70%, con picos de 100%, como el actual. Los problemas de divisas llevaron al exministro Kicillof a devaluar el peso, el 23 de enero del 2014, en un 23% de un día para el otro. De esa manera, el gobernador bonaerense quedó en los registros como el que provocó el mayor salto cambiario de toda la gestión del kirchnerismo. En todo ese año, la devaluación fue de más de 30%.
En 2021, la devaluación del peso, según la cotización oficial, fue de 14,7%. Esto quiere decir que el exministro de Economía devaluó en 2014 el doble que Martín Guzmán.
Los niveles de pobreza del período 2014-2015, como sucede con la inflación, no son fáciles de comparar. El exministro acuñó una frase que todos recuerdan: “Medir la pobreza es estigmatizar a los pobres”. Con ese argumento se dejaron de difundir datos oficiales al respecto. Los indicadores que se conocían, como los de alguna universidad privada o entidades religiosas, estuvieron sujetos a polémicas. Con esas salvedades, para 2015 se estimó un índice de 30%. En 2019, después de alarmar con un aumento hasta 40%, se corrigió a 32%. Hay que recordar el “affaire UCA”.
Más allá de número real, la pobreza del 2015, la del 2019 y la actual muestran niveles penosos para un país con riquezas. Los planes sociales, en lugar de disminuir, entre 2003 y 2015, se incrementaron. Eso no puede ser tomado como un logro.
El crecimiento económico del que habla Kicillof es relativo. La comparación se realiza con 2020 y 2021, dos años marcados por la pandemia. Cualquier indicador que se tome va a mostrar una mejora. Sin embargo, si se contrasta con los años previos al coronavirus, los datos de actividad están por debajo en casi todos los rubros. Ni hablar con los niveles de consumo de hace una década como tampoco de la creación de empleo privado e inversiones.
Lo que está claro es que los dos años de Kicillof en el ministerio fueron de retracción económica respecto al 2012 y 2013. La falta de divisas y la implantación del “cepo” le pusieron un límite a la producción. Las empresas debían acudir todas las semanas al Banco Central para saber cuántos dólares disponían para importar y fabricar. La crisis de los últimos dos años de CFK fue clave para el triunfo de Cambiemos. La sociedad no votó en contra de una bonanza económica.
Viernes, 14 de enero de 2022
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