ECONOMÍA
Crecimiento, sendero fiscal y emisión: focos de tensión del último tramo de la negociación con el FMI
El Gobierno busca alcanzar un acuerdo con el staff sobre las metas macro a tiempo para enviar el programa plurianual a comienzos de diciembre. Pesce reiteró pedido de baja de tasas y mayor plazo.
El Gobierno atraviesa jornadas de frenéticas negociaciones a contrarreloj con el staff del Fondo Monetario Internacional. El objetivo oficial, en el que trabaja el Gabinete económico, es intentar alcanzar un acuerdo con la plana técnica del organismo sobre la evolución de las principales variables macroeconómicas durante los años venideros que estructure el programa económico plurianual que se enviará al Congreso la primera semana de diciembre, como anunció Alberto Fernández.
Si bien las fuentes gubernamentales deslizan cierto optimismo en la posibilidad de alcanzarlo y destacan que hay avances en la negociación, la definición de un programa que marcará el destino próximo del país enfrenta grandes puntos de tensión. Los focos principales, según supo Ámbito, son el ritmo de crecimiento, el sendero fiscal y el financiamiento del déficit, aunque no son los únicos.
¿que se puede esperarse del programa economico plurianual? Informate más ¿Qué se puede esperarse del Programa Económico Plurianual? Martín Guzmán mantiene comunicaciones cotidianas con los funcionarios del FMI liderados por la subdirectora para el Hemisferio Occidental, Julie Kozack. Fuentes oficiales recalcan que habrá que esperar a los primeros días de diciembre para ver las definiciones. Aún no se alcanzó un acuerdo sobre el contenido las metas que integrarán las planillas anexas del proyecto de ley que el Ejecutivo girará al Parlamento para someterlo a discusión, ante el reclamo del Fondo de un amplio apoyo político. Un aval que hoy no está garantizado en todos los sectores del oficialismo. El programa permitiría refinanciar los u$s45.000 millones de deuda que tomó Mauricio Macri en 2018 pero dejaría una auditoría permanente del organismo sobre la política económica.
En cuanto a los tiempos, este diario supo que el proyecto no necesariamente se presentará la próxima semana, que (además de los primeros de diciembre) incluirá los últimos días de noviembre. En el Gabinete económico asumen que el concepto “primera semana” que mencionó el Presidente podría estirarse hasta la que finaliza el viernes 10. Aunque algunos de sus funcionarios plantean que, por la incertidumbre que genera la negociación en el mercado y las presiones cambiarias asociadas, el acuerdo no debería estirarse mucho más allá.
En ese marco, en el cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias que organizó el Banco Central, su presidente, Miguel Pesce, reiteró el pedido de que el FMI flexibilice las condiciones de los préstamos extraordinarios, como el que le brindó a la Argentina. “No hay que descartar que se repitan otras circunstancias similares, en otros países; por eso, hay que adecuar los plazos y las tasas de interés a los volúmenes de asistencia que puedan requerir los países miembros del Fondo”, señaló, en línea con planteos que ya había realizado en otras oportunidades Martín Guzmán, quien también expuso en el mismo evento.
También señaló que sería importante que se habilite un mecanismo de redistribución bilateral de los Derechos Especiales de Giro que emitió el organismo desde países que no los necesiten hacia países en crisis, incluidos los de ingresos medios. Es algo que también negocia el Gobierno, aunque estos temas serán discutidos por el directorio del Fondo más adelante.
Para no sumar ruido en estos momentos, el Central salió a aclarar rápidamente en un comunicado que esas expresiones se dieron “en el marco de las reformas que están en debate en ámbitos como el Grupo de los 20, sin referirse particularmente a la negociación que la Argentina lleva adelante con el organismo”. Y agregó que “más allá de estas esperadas reformas, la Administración Nacional y el BCRA están trabajando intensamente para la definición de un programa con el FMI”. Desde la entidad señalaron que la aclaración respondió a algunas interpretaciones mediáticas que ligaron ese planteo a la falta de avances en la negociación.
Puntos de discordia A su turno, Guzmán afirmó: “Hoy el principal escollo para mantener la estabilidad es la deuda con el FMI, que hay que lograr refinanciar sobre la base de términos que permitan que la economía argentina se pueda seguir recuperando”. Justamente allí radica el principal foco de tensión en la negociación, según pudo reconstruir Ámbito de distintas fuentes al tanto de las conversaciones. El Fondo, como es habitual en sus recetas, exige un pronto tránsito al superávit fiscal vía ajuste y un acelerado ritmo de acumulación de reservas para garantizar el repago de la deuda. Así, le advierte al Gobierno que una reactivación económica rápida iría a contramano de esa premisa.
A la luz de los últimos datos y como contó este medio, el Gobierno espera que este año la economía crezca casi 10%. Muy por encima del 8% que incluyó Guzmán en el proyecto de Presupuesto 2022, cuyo tratamiento en el Congreso se pateó para después del envío del programa plurianual ya que éste podría modificar las previsiones. Para el próximo año, ese proyecto plantea un crecimiento del 4%, un supuesto que hoy luce poco ambicioso ya que el arrastre estadístico que dejará 2021 estará cerca del 3%. El FMI, en cambio, se mantiene más cerca de su última proyección de crecimiento para argentina, publicada en octubre: 2,5%. Un número que habla más bien de un estancamiento.
El cuestionamiento del organismo es que, por un lado, un crecimiento mayor impulsaría las importaciones y ralentizaría la recuperación de las reservas. Por otro, que si hubiera una reactivación más acelerada de la que ellos plantean, Economía debería aprovecharla para cerrar de forma casi inmediata el bache fiscal. “Si crecés más, no aumentes el déficit” y “cuidado con impulsar demasiado la demanda” son los mensajes del Fondo para un país con 40% de pobreza.
El proyecto de Presupuesto plantea que este año habrá un déficit primario de 4% del PBI y que en 2022 se reducirá al 3,3%. Sin embargo, algunos funcionarios ya reconocen que, por el crecimiento más acelerado al proyectado y la disciplina fiscal del primer semestre, este año el déficit será menor en relación al producto. Las consultoras lo estiman en alrededor del 3%. El Gobierno también quiere avanzar en una reducción del rojo aunque de forma gradual (apunta a un equilibrio primario en alrededor de tres años). Pero el impulso o ajuste fiscal es aún materia de debate en el oficialismo.
De esa discusión se deriva el debate sobre cómo financiar ese rojo. El FMI quiere cerrar rápidamente el financiamiento del Tesoro con emisión monetaria. El Gobierno aquí también apela al gradualismo, aunque apuesta a que un acuerdo con el Fondo libere crédito de entidades multilaterales y que eso ayude a bajar las necesidades de asistencia del BCRA al fisco.
Sobre estos puntos, Guzmán planteó ayer que “el Estado debe ser capaz de jugar un rol contracíclico, seguir impulsando la demanda agregada de una forma que propicie la continuidad de la recuperación económica”, aunque apuntó que hay que construir “mayor resiliencia, dependiendo menos del endeudamiento y de la emisión monetaria”. Y agregó: “El superávit fiscal es virtuoso cuando es hijo del crecimiento”.
Lo cierto es que la negociación sigue en marcha y en el Gobierno señalan que las conversaciones continúan en busca de aproximar los números de ambas partes.
Jueves, 25 de noviembre de 2021
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