DE LA COMPASION A LA BONDAD
“Los padres valoran más que los hijos saquen buenas notas a que ayuden a personas que lo necesitan”
La autora del reciente “Criar hijos con justicia social”, Traci Baxley, explica los beneficios que brinda el enseñar compasión y amabilidad a una nueva generación.
“Los padres valoran más que los hijos saquen buenas notas a que ayuden a personas que lo necesitan” El "comportamiento prosocial" es actuar de forma que ayude a otras personas. Foto ilustración Shutterstock.
Las más leídas de Clarín 1 23/11/2021 6:00 Clarín.comFamilias Actualizado al 23/11/2021 7:55 Pronto llegarán las Fiestas. ¿Qué te haría sentir mejor: recibir un regalo o dar uno a alguien que lo necesite? Los estudios demuestran que, como dice el proverbio, es mejor dar que recibir.
"Hacer cosas amables nos hace sentir mejor", afirma Andrew Miles, sociólogo de la Universidad de Toronto. "Satisface una necesidad psicológica básica, como dar a nuestro cuerpo la comida adecuada. Nos ayuda a sentir que nuestra vida es valiosa".
Miles dirige actualmente un amplio estudio controlado que busca cuantificar las formas en que hacer el bien puede ayudar a contrarrestar la ansiedad y la depresión que actualmente atentan contra la salud y el bienestar de muchas personas en todos los ámbitos de la vida.
Y es posible que la necesidad de bondad nunca haya sido mayor. El estrés económico, educativo y profesional asociado a la pandemia sigue pasando factura. Además, los medios de comunicación, Internet e incluso las calles de los barrios suelen estar llenos de amenazas físicas y comentarios de odio dirigidos a grandes segmentos de la población.
Los niños, que pueden percibir fácilmente la angustia emocional de sus cuidadores, suelen compartir el dolor. Foto ilustración Shutterstock. Los niños, que pueden percibir fácilmente la angustia emocional de sus cuidadores, suelen compartir el dolor. Foto ilustración Shutterstock.
Si bien los miembros de los grupos minoritarios, ya sean raciales, étnicos, religiosos o sexuales, están cada vez más dispuestos a denunciar las agresiones verbales y físicas y la discriminación, muchas personas afectadas siguen sufriendo en silencio. No es de extrañar que los índices de ansiedad y depresión sigan siendo elevados.
Los niños, que pueden percibir fácilmente la angustia emocional de sus cuidadores, suelen compartir el dolor. Pero los expertos dicen que hay un antídoto que podría beneficiar a todos. Lo llaman "comportamiento prosocial", es decir, actuar de forma que ayude a otras personas.
En un libro publicado hace poco, Social Justice Parenting (Criar hijos con justicia social), Traci Baxley, profesora asociada de educación de la Universidad Atlántica de Florida, hace hincapié en los beneficios que brinda el enseñar compasión y amabilidad a una nueva generación.
Su objetivo al propiciar un mundo más justo para todos es criar niños "que, en última instancia, puedan defenderse, empatizar con los demás, reconocer la injusticia y ser proactivos para cambiarla".
Su libro, que cuesta dejar de leer, está repleto de excelentes ejemplos y consejos que pueden ayudar a los padres a criar hijos con una imagen sana de sí mismos y con consideración por el bienestar de los demás. Escribe: "Es nuestra obligación enseñar a nuestros hijos a ponerse de pie y ser aliados de los grupos marginados y silenciados".
Ver la compasión y la bondad en acción libera sustancias químicas en el cerebro que ayuda a los chicos a calmarse. Foto ilustración Shutterstock. Ver la compasión y la bondad en acción libera sustancias químicas en el cerebro que ayuda a los chicos a calmarse. Foto ilustración Shutterstock.
Baxley, madre de cinco hijos, me dijo que al volver a la escuela tras el confinamiento por la pandemia, muchos jóvenes experimentaron un aumento de la depresión y la ansiedad social que puede contrarrestarse con un comportamiento prosocial.
"El mero hecho de ver la compasión y la bondad en acción libera sustancias químicas en el cerebro que los ayuda a calmarse", dijo. "Disminuye el ritmo cardíaco y libera serotonina que contrarresta los síntomas de la depresión".
El comportamiento prosocial puede resultar natural para algunos. Incluso los niños de 2 ó 3 años pueden compartir espontáneamente una golosina o un juguete con un compañero de juego que no se siente feliz. Pero la mayoría de los niños necesitan aprenderlo de las mismas personas que les enseñan a decir "por favor" y "gracias" y, cuanto antes ocurra eso, mejor.
Para empezar, el comportamiento prosocial requiere compasión y empatía, la capacidad de reconocer y preocuparse por las necesidades y el bienestar de los demás. Pero la compasión sin una posterior acción constructiva no beneficia a nadie.
El segundo paso es la bondad, es decir, la compasión en acción. Puede afligirnos ver a una persona mayor luchando con paquetes pesados, pero si no nos ofrecemos a ayudar o al menos expresamos nuestro deseo de ayudar explicando por qué no podemos hacerlo, nuestra compasión queda desperdiciada.
Uno de mis momentos de mayor orgullo como abuela fue enterarme de que un nieto, que entonces estaba en primer grado, consoló a un compañero de colegio que se había mareado y había vomitado en un viaje del ómnibus escolar. Mientras los demás chicos se alejaban asqueados, mi nieto rodeó al niño con el brazo y le preguntó si se sentía mejor.
El comportamiento prosocial requiere compasión y empatía. Foto ilustración Shutterstock. El comportamiento prosocial requiere compasión y empatía. Foto ilustración Shutterstock.
A medida que mis cuatro nietos crecían, me di cuenta de que todos tenían demasiadas "cosas", y que yo había sido negligente al aumentar esa pila con mis regalos navideños de juguetes y ropa. A partir de entonces, les dije que les daría dinero para que lo donaran a cualquier organización sin fines de lucro que eligieran y que trabajara para mejorar la vida de los demás o al mundo.
Uno de los chicos eligió un programa de clases particulares para niños necesitados; otro eligió un programa deportivo extraescolar; otro, muy interesado en el medio ambiente, envió su regalo a la organización de conservación American Forests; y el menor, de 10 años, lo donó a un banco de alimentos local.
Baxley relata episodios similares en Social Justice Parenting. Cuenta la emoción que sintió un hijo al encontrar un billete de 20 dólares, y que poco después se lo dio a una familia de inmigrantes que sostenía un cartel que decía "¿Pueden ayudarnos con el alquiler?".
Con demasiada frecuencia, dijo Baxley, los padres dan más valor a que los hijos saquen buenas notas o ganen en las competencias deportivas que a que ayuden a las personas que lo necesitan. Dijo que también es importante fomentar el bienestar emocional de un niño aceptando y cuidando al hijo que se tiene, sin tratar de crear a la fuerza el hijo que se quiere. Un niño que carece de capacidad para los deportes y los rechaza no debe ser obligado a participar en uno porque los padres lo valoran y podría ayudar al hijo a ingresar a la universidad, dijo.
Como madre de hijos birraciales y educadora, Baxley reconoce los retos a los que se enfrentan los padres cuando tratan temas delicados como la raza, la discapacidad, la inconformidad de género y la falta de hogar. Pero insta a los padres a no dejar que el miedo se interponga en el camino de las conversaciones productivas.
Sostiene que incluso los temas más difíciles, como el racismo, el acoso escolar, el sexismo y la muerte, pueden hablarse con sensibilidad y sinceridad de un modo adecuado para cada edad.
Es importante fomentar el bienestar emocional de un niño aceptándolo y cuidándolo. Foto ilustración Shutterstock. Es importante fomentar el bienestar emocional de un niño aceptándolo y cuidándolo. Foto ilustración Shutterstock.
Estas son algunas de sus sugerencias:
Escuchar y estar atentos En lugar de tratar de encontrar soluciones a las preocupaciones de sus hijos, escribe, "escuchen con la intención de oír y comprender sus sentimientos. No se lancen a tratar de arreglar el problema ni traten de tener las respuestas ‘correctas’ a sus preguntas".
No se trata sólo de lo que digan, sino de cómo lo digan No siempre sabrán lo que tienen que decir, pero es importante que reconozcan los sentimientos del niño, eviten ser críticos, digan lo que piensan sin juzgarlo y lo inviten a que responda. Por ejemplo, si su hijo pequeño les pregunta por qué una persona sin hogar está tan sucia, explíquenle que no tiene casa ni baño y quizás incluso sugiéranle que haga una donación de ropa o comida a un albergue para personas sin techo.
Es importante pasar a la acción, cuando es posible. Foto ilustración Shutterstock. Es importante pasar a la acción, cuando es posible. Foto ilustración Shutterstock.
Pasen a la acción cuando sea posible Cuando se trate de acontecimientos importantes y cuestiones de justicia social, como una catástrofe medioambiental, la muerte de un ser querido, el asesinato de personas de raza negra por parte de la policía o las protestas contra la injusticia, esfuércense por aclarar la desinformación. Quizá puedan leer juntos un libro que ayude a los niños a enfrentarse a hechos dolorosos y analizar qué acciones podrían considerar para mitigar las circunstancias.
Por Jane E. Brody para el New York Times. Traducción: Elisa Carnelli.
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Miércoles, 24 de noviembre de 2021
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