La postulación de la ciudad fundada en 1807 llegó a la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la Unesco. Pero el resultado es incierto: afirman que durante 15 años se modificó su fisonomía con demoliciones y nuevas construcciones. Cuál es su valor real.

¿Quién protege el casco de Goya? Fachadas históricas junto a construcciones en altura.

La noticia fue largamente esperada. Este mes, el presidente de la Asociación Civil Proyecto Goya, Indalecio Alvarez, quien desde París viene realizando una denodada labor para que el casco histórico de esa ciudad correntina ingrese en la lista de Patrimonio Mundial, recibió su recompensa: la postulación de Goya llegó a la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la Unesco, que funciona en el Ministerio de Educación de la Nación. El epílogo, sin embargo, es incierto.


La notificación le informa que entre los próximos pasos están “el seguimiento del proceso previo y posterior a la postulación”, así como “las evaluaciones e informes que el Comité del Patrimonio Mundial de Unesco solicite sobre el estado de conservación” del lugar. Y es aquí donde está el gran obstáculo para el casco histórico de Goya: desde hace 15 años ninguna gestión política a nivel municipal, provincial o nacional dictó una ordenanza o una declaratoria de protección que impidiera las construcciones que han modificado la fisonomía histórica y cultural de este sitio histórico.

Esta situación se mantuvo hasta mayo de 2020 cuando el decreto 472/20 del presidente Alberto Fernández declaró “un área urbana” como “histórica nacional” y otra como “de amortiguación visual”. Se trata de un polígono de 21 manzanas. A partir de este decreto, la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos -que preside Teresa Anchorena- pasó a tener el control y monitoreo sobre toda construcción, demolición, monumentos y bienes de la zona protegida.

El decreto pone de relieve los valores históricos de Goya, que pese a carecer de un acta de fundación, se considera creada en 1807 con un rápido crecimiento desde el siglo XVIII.

Este paso adelante en el reconocimiento de Goya se conoció luego de que Alvarez se presentara en la misión argentina ante la UNESCO para plantear el tema de la protección de su casco histórico.

Valor histórico. En el caso de Goya guarda la memoria de Camila O'Gorman y otras grandes historias.
Valor histórico. En el caso de Goya guarda la memoria de Camila O'Gorman y otras grandes historias.

Cuando los expertos de Consejo Internacional de Monumentos y Sitios visiten Goya -si se avala la postulación empujada por Alvarez- es probable que sea muy tarde para que se integre al Patrimonio Mundial.

¿Cuál es el diferendo entre la Fundación que persigue la protección del casco histórico de Goya y la Comisión Nacional de Monumentos? Sucede que la ley que hace aproximadamente una década tuvo media sanción del Senado y quedó trabada en Diputados declaraba al casco de Goya “lugar histórico” mientras que el decreto presidencial de Fernández solo rescata “un área urbana” y otra de “amortiguación visual”, según fuentes consultadas por Clarín.

Durante aproximadamente 15 años, estimó Anchorena a Clarín, el centro histórico -sin ordenanza de protección- modificó su fisonomía con construcciones y demoliciones sin límite alguno de un código urbano.

Además, pese a que el decreto presidencial confería su “protección a nivel nacional", en realidad no fue así. El anexo del decreto especifica bien cuál es el área urbana protegida así como la delimitación del área de amortiguación. Esto equivale a decir que hay determinadas calles y viviendas que pasan a ser patrimonio protegido, pero no todo el casco histórico.

“Ante la falta de una declaratoria firme, en todos estos años en los que la Comisión Nacional de Monumentos ha intentado consensuar con la intendencia de Goya y el gobierno provincial normas de protección específica, hubo diversas inversiones inmobiliarias, construcción de edificios de altura y modificaciones del casco histórico”, admite Anchorena. Alvarez pone énfasis en el proceso que permitió llegar a esa situación.

De la charla con Anchorena, surge que en 2017 la Comisión habría aconsejado la declaratoria que quedó en la nada. “La Comisión comenzó a trabajar con Indalecio Alvarez hace años. En 2012 viajé a Goya y me pareció que proteger el casco histórico era interesante”, subrayó.

Indalecio Alvarez, impulsor de la presentación del casco histórico de Goya como Patrimonio Mundial. Foto: Noel Smart
Indalecio Alvarez, impulsor de la presentación del casco histórico de Goya como Patrimonio Mundial. Foto: Noel Smart

Pero el problema, según la funcionaria, fue que “la intendencia de Goya nunca se puso de acuerdo con la Comisión para dictar una ordenanza que protegiera ese patrimonio. Cuando hacemos una declaratoria siempre nos ponemos de acuerdo con las intendencias y con las provincias, porque las ordenanzas tienen que coincidir con la declaratoria de la Comisión. Incluso el proyecto de declaratoria que elaboramos en la Comisión lo mandamos al Senado, en la época en que Cristina Kirchner era presidenta, y fue muy bien recibido”.

Así, la funcionaria desalienta una versión según la cual la actual vicepresidenta desactivó una eventual protección del casco histórico de Goya. “En el Senado se dio media sanción a la declaratoria de lugar histórico y el proyecto quedó cajoneado en Diputados”, afirma Anchorena.

Según pudo saber Clarín, el proyecto le llegó a Cristina quien “hizo saber su visto bueno”. Lo que se votó en el Senado, según explicó Anchorena, fue una ley de “poblado histórico”, pero no para todo el casco histórico sino para un polígono predeterminado de Goya.

Cuando el proyecto entró a la cámara baja, el entonces diputado y hoy senador correntino Carlos “Camau” Espínola, no impulsó la aprobación de la ley, que perdió estado parlamentario, según fuentes de la Comisión de Monumentos. Esto es lo que subsanó el decreto del presidente Fernández en 2020, agregan esas fuentes.

Hoy las construcciones, demoliciones y refacciones que se hagan en inmuebles comprendidos en el polígono de 21 manzanas protegidas en el casco histórico de Goya, que el decreto identifica en un anexo, tienen que pasar por la Comisión Nacional. “La altura permitida son siete metros de altura. Y también intervenimos en el estilo que esas nuevas construcciones tienen que tener: puertas, molduras, veredas”, dice Anchorena.

¿Qué pasa con los edificios que en todos estos años se construyeron modificando el perfil del casco histórico de Goya? Eso no tiene solución, no se pueden demoler y son privados, es la respuesta de los consultados.

Hoy en el casco histórico de Goya convive una arquitectura colonial con elementos que visual y patrimonialmente rompen la fisonomía del sitio porque no tienen nada que ver en estilo, materiales e historia. Según Anchorena “el casco histórico ha perdido las condiciones de excepcionalidad, porque la municipalidad aceptó edificaciones que nada tienen que ver con el estilo histórico”.

Anchorena defiende el papel de la Comisión Nacional de Monumentos y dice que Alvarez se enojó con el organismo pero “nunca existió en nuestra actuación nada cuestionable. Siempre estuvimos a favor de la declaratoria como lugar histórico. Pero desde 2007 ha sido el municipio de Goya el menos interesado en proteger el casco histórico. Y además es falso que exista un plan actual de emprendimientos inmobiliarios en gran escala”. Fuentes de la fundación que preside Alvarez, sin embargo, responsabilizan directamente a Anchorena y al ministro de Cultura Tristán Bauer de la situación actual (ver aparte).

La Comisión Nacional tiene 1.500 bienes declarados dentro del patrimonio protegido y actualmente trabaja sobre 80 poblados históricos en todo el país. Todos ellos susceptibles de ser integrados a futuro a una lista indicativa para la protección de Unesco.

Por su parte, el actual ministro de Cultura de Corrientes, Gabriel Romero, mide cada palabra que le responde a Clarín: “El poder de policía en la medida en que el casco histórico no tenía protección siempre fue del municipio de Goya. No tenemos información que haya construcciones nuevas. La semana pasada tratamos dos obras en área de amortiguación y tampoco tienen gran relevancia de valor histórico. Proteger el casco histórico en su totalidad tiene sus complejidades en un área con intereses privados. No es cierto que haya hoy emprendimientos inmobiliarios. Hoy con la intervención de la Comisión Nacional hay un control directo sobre lo que se construye”.

Sin embargo, hecho lo hecho y no protegido lo que debía protegerse a lo largo de estos años, Romero dice que “Goya tiene tanto valor histórico como otras ciudades de Corrientes, por ejemplo Esquina o Mercedes. Para Goya sería mucho hoy una declaración a nivel de Unesco porque toda Argentina tiene ciudades más relevantes que Goya”.

No obstante el ministro defiende que “Goya tiene conjuntos edilicios muy valiosos. Tiene el teatro más antiguo de la Argentina, pero está sumamente intervenido. Puede haber conjuntos de relevancia, pero eso no es todo el casco histórico. Nosotros presentamos el chamamé como patrimonio cultural intangible en Unesco y sabemos que tienen muchas exigencias”.

La trama detrás de la joya correntina que guarda la memoria de Camila O'Gorman
Los verdaderos entretelones detrás Goya, la joya correntina que guarda la memoria de Camila O'Gorman y otras grandes historias, revelarían diferencias entre el presidente Alberto Fernández, que lo impuso como “lugar histórico nacional” junto a su consejera legal Vilma Ibarra, y la vicepresidente Cristina Kirchner, que lo neutralizó por pedido de su ministro de cultura, Tristán Bauer, en vínculo con Teresa Anchorena, titular de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes históricos. En medio de este conflicto de intereses, avanzó la construcción de torres por parte de un empresario de la obra pública, que están deformando el centro histórico de Goya.


Sus construcciones coloniales y sus fachadas clásicas e italianas guardan los ecos de la historia del general Artigas y su escuadra, del revolucionario Garibaldi, refugiado allí tras ser derrotado por el almirante Brown y sobre todo del inolvidable amor de Camila O’Gorman y el cura Ladislao Gutiérrez, fusilados por orden del caudillo Juan Manuel de Rosas.

Goya es además una suerte de fotografía de la primera inmigración tras la Independencia: los genoveses construyeron casas con fachadas italianizantes, preservando los interiores tradicionales de la colonia española. Esa fusión constituye la primera huella de la inmigración europea en la Sudamérica independiente. Esta ciudad correntina es también un legado irremplazable de la segunda ola migratoria, la de fines del siglo XIX. Uno de los dos hoteles de inmigrantes del país está justamente en Goya y es de 1888.


Que este casco antiguo primitivo de fachadas genovesas e interiores coloniales españoles haya sido preservado hasta nuestros días y que la gran mayoría de sus casas bicentenarias -más de cincuenta- estén hoy en pie es un testimonio de valor universal excepcional.

El periodista y patrimonialista Indalecio Alvarez ha defendido esos valores desde Francia, donde vive, a través de una cuidadosa presentación entregada a la misión argentina ante la UNESCO para postular a Goya como Patrimonio Mundial. Uruguay e Italia se han mostrado muy interesados en confirmar un Comité tripartito para esa postulación.


“Sería una gran ventaja para Argentina porque la Unesco da prioridad a los proyectos colectivos. Tanto por la arquitectura como por la historia, es un patrimonio compartido y sería muy interesante trabajar juntos”, sostuvo Alvarez, presidente de Proyecto Goya, una asociación civil que cuenta con el apoyo de más de 8.000 personas.

-¿El Gobierno los apoya en la postulación o ha sido una decisión de un grupo de amigos de Goya?

-Es una decisión de nuestra ONG, porque el casco antiguo está en peligro inminente de ser destruido. En este momento avanzan en las áreas protegidas por declaratoria nacional demoliciones y obras en altura.


-¿Por qué lo hicieron ustedes y no el gobierno argentino?

-Justamente porque el ministro de Cultura, Tristán Bauer, y la presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, Teresa Anchorena, son quienes están avalando las demoliciones y las obras en altura que avanzan sobre el casco antiguo. A pesar del decreto de declaratoria del presidente Alberto Fernández y de su intención de proteger este casco antiguo.

-Pero si existe un decreto presidencial ¿por qué la protección del casco histórico volvió para atrás?

-El Presidente estaba convencido de que su decreto protegía el casco. Lo que ocurrió fue que Anchorena había cambiado la categoría de protección, establecida por la Propuesta de Declaratoria del 28 de julio de 2011. Esta establece dos categorías de protección posibles: “Lugar Histórico Nacional” y “Bien de Interés Histórico Nacional”. Como ambas eran muy proteccionistas, Anchorena eligió una tercera, que no admite la Propuesta de Declaratoria: "Área Urbana Histórica Nacional". El decreto se firmó el 14 de mayo de 2020 y se definió la categoría recién el 15 de enero del 2021. Por eso siguen las demoliciones y se sigue construyendo en altura. Y no sólo eso. Anchorena, con el aval de Bauer, mantiene frenadas las declaratorias de 51 monumentos – entre ellas 26 Monumentos Históricos Nacionales - y autoriza nuevas obras y nuevas demoliciones de casas del siglo XIX en las áreas protegidas. La Comisión se niega a declarar como Monumentos Históricos Nacionales los bienes que fueron testigos de la historia de Camila O´Gorman. Ya se construyeron dos obras en altura: una de ellas en el predio de la Escuela de Ladislao y Camila, y la otra frente a la casa del comandante que los detiene el 14 de junio de 1848.


-¿Cuál es la diferencia entre “Lugar Histórico Nacional” y “Area Urbana Histórica Nacional”?

-Es simple. Las categorías “Lugar Histórico Nacional” y “Bien de Interés Histórico Nacional” protegen el casco histórico como un todo. Esto significa que su paisaje está protegido, que las nuevas obras deben respetar las alturas de las casas históricas. La categoría “Area Urbana Histórica Nacional” permite esas obras que desfiguran el carácter del paisaje histórico. Y su consecuencia es la destrucción del casco antiguo de Goya.

-¿Y cuál fue el rol de Vilma Ibarra en todo esto?

- Ella nos recibió en febrero del 2020. Esa reunión nos dio fuerzas. Estábamos ante una mujer comprometida con el patrimonio nacional. Instruyó a una integrante de su equipo que se ocupara del caso y durante un año trabajaron de manera muy comprometida. Cuando Ibarra se dio cuenta de que la categoría de protección había sido vaciada, y que no protegía ya que seguían las demoliciones y las obras en altura, habló con el Presidente. Éste le reafirmó que su decisión era proteger y que había que establecer la categoría de protección original: “Lugar Histórico Nacional”.

-¿Pero por qué no se pudo?

-Hubo una intervención de la Vicepresidenta, a pedido del ministro de Cultura Tristán Bauer. El ministro de Cultura había dicho que el Intendente de Goya no quería la categoría “Lugar Histórico Nacional”. Bauer recurrió entonces a Cristina. Y creemos que ella intervino para que el Presidente no restableciera la categoría original.

-¿La vicepresidenta no sabía que se estaba por destruir el casco antiguo de Camila O’Gorman?


-No logramos entender. La vicepresidenta ha demostrado su compromiso con nuestra memoria. Durante seis meses, la asesora de la vicepresidenta en asuntos patrimoniales, Mónica Capano, que sigue el caso de Goya desde hace diez años, trató en vano de alertarla sobre “el contubernio” de Bauer y Anchorena -como ella lo llama- para permitir las demoliciones y construcciones. Sus informes fueron enviados al director de Cultura del Senado, Franco Vitali. ¿Qué pasó con esos informes? ¿Los leyó la vicepresidenta?

-¿Por qué cree usted que ocurre esto?

Bauer y Anchorena mantuvieron frenadas la puesta en valor y las declaratorias de 26 Monumentos Históricos Nacionales y así se avanzó con demoliciones y las obras en altura. Nosotros solo queremos proteger lo que es de todos.



Lunes, 27 de septiembre de 2021