ESTADOS UNIDOS
Afganistán: EEUU advierte del riesgo de una guerra civil en Panjshir
Los talibanes dicen haber ganado terreno en ese valle, bastión de la resistencia armada. Preocupa a Washington una escalada.
Los talibanes afirmaron este domingo que habían ganado terreno en el valle del Panjshir, último gran bastión de resistencia armada al nuevo gobierno de Afganistán a 80 kilómetros al norte de Kabul, donde, según Estados Unidos, podría desencadenarse una guerra civil.
Según la ONG italiana Emergency, presente en el Panjshir, las fuerzas talibanas llegaron el viernes por la noche a Anabá, un pueblo ubicado a unos 25 kilómetros tierra adentro del valle, que tiene una longitud de 115 kilómetros.
SINÓNIMOS. Carabineros y represión de la protesta social son las dos caras de una misma moneda en Chile, incluso en democracia. La Convención que redacta una nueva Constitución ya planea su reemplazo por una nueva policía. Informate más La Constituyente de Chile patea un cable pelado: la disolución y el reemplazo de Carabineros Por su parte, un responsable talibán dijo en Twitter que varias zonas del Panjshir estaban ya en manos del régimen, en tanto Alí Maisam Nazary, vocero del Frente Nacional de Resistencia (FNR), aseguró en Facebook que la resistencia "nunca fracasaría".
Unas declaraciones que contrastan con las del exvicepresidente Amrulá Saleh, más sombrías, quien afirmó desde el Panjshir que se estaba produciendo una "crisis humanitaria a gran escala" con miles de desplazados tras "un asalto talibán".
Las comunicaciones con el valle del Panjshir son muy complicadas y estas informaciones ni el avance real de los talibanes en la zona pudo aún confirmarse, indicó AFP.
Desde el 30 de agosto, cuando las tropas de Estados Unidos abandonaron Afganistán, las fuerzas del movimiento islamista lanzaron varias ofensivas contra este valle, enclavado a unos 80 kilómetros al norte de Kabul y de difícil acceso.
Es un viejo bastión antitalibán al que el legendario comandante Ahmed Shah Masud dio a conocer a finales de los años 1990, antes de ser asesinado por Al Qaida en 2001. En la actualidad, da cobijo al FNR, liderado por Ahmad Masud, hijo del comandante, e integrado por milicias locales y por exmiembros de las fuerzas de seguridad afganas que llegaron al valle cuando el resto del país cayó en manos de los islamistas.
Frente a esta caótica situación, el jefe del Estado Mayor del ejército estadounidense, el general Mark Milley, consideró que "las condiciones de una guerra civil" eran "susceptibles de reunirse" en Afganistán.
"Creo que, por lo menos, hay una muy fuerte probabilidad de una guerra civil" que podría conducir "a una reconstrucción de Al Qaida o a un refuerzo del Estado Islámico o de otros grupos terroristas", subrayó en una entrevista con la cadena estadounidense Fox News.
Milley también expresó su preocupación por la posibilidad de que los grupos terroristas puedan crecer como resultado de una guerra civil afgana.
"Se podría ver un resurgimiento del terrorismo saliendo de esa región en general dentro de 12, 24, 36 meses. Y vamos a monitorear eso", agregó.
El nuevo régimen talibán también tendrá que lidiar con ISIS-K ya que los dos grupos islámicos tienen ideologías diferentes y ha habido un conflicto de larga data entre ellos.
En el plano político, la composición del nuevo Ejecutivo talibán, que en principio iba a ser presentada el viernes, seguía haciéndose esperar este domingo.
El jefe de la inteligencia militar paquistaní, Faiz Hameed, fue visto el sábado en Kabul, donde probablemente debió reunirse con responsables talibanes, con quienes Islamabad mantiene relaciones estrechas.
En tanto, los principales funcionarios de seguridad nacional de Estados Unidos verán cómo la guerra fallida en Afganistán puede estar remodelando las relaciones de Estados Unidos en el Medio Oriente cuando se reúnan con aliados clave en el Golfo Pérsico y Europa esta semana.
El secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, viajarán este domingo por separado al Golfo para hablar con los líderes sobre la importancia de prevenir un resurgimiento de amenazas extremistas en Afganistán.
Si bien la administración de Joe Biden pretende centrarse más en otros desafíos de seguridad como China y Rusia, los funcionarios estadounidenses intentarán comunicar que la medida no predice un abandono de los socios de Washington en Medio Oriente.
Lunes, 6 de septiembre de 2021
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