Tras dos subas consecutivas de combustibles, los precios de distribución de los alimentos aumentarán. Crece la alarma en los consumidores por posibles aumentos. El consumo per cápita continúa la bajante histórica por el impacto de la pandemia en el bolsillo de los consumidores y ya se encuentran en 47,500 kg por persona. En el 2019 había sido de 109,500 kg.

La inflación va al galope en todos los rubros de la economía. En las carnicerías se sintió fuerte en el diciembre pasado, y el acumulado anual sobrepasa la inflación.

Según el relevamiento de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes, los cortes de carne vacuna mostraron en diciembre pasado un aumento del 19,9% y un alza anual del 74,8%. Es decir, prácticamente duplicando el valor de la inflación.

Desde los sectores productores, consideran que el incremento en los precios “no es caprichoso”, sino que es consecuencia de una menor oferta de animales, los desequilibrios macroeconómicos y la suba en los costos.


En este sentido, el empresario del sector cárnico local, Alberto Schiffo, dialogó con El Litoral y afirmó que no aumenta la carne como bien de consumo, sino que hay un incremento en los valores de distribución.

“En góndola no debería impactar en más de un 2%. Pero no conviene seguir aumentado porque el consumo sigue en baja”, reconoció el empresario.

Schiffo añadió “en el último mes y medio el consumo per cápita volvió a a disminuir y nos encontramos en un 47,5 kg.

El consumo de carne en 2019 alcanzó los 109,5 kilos anuales per cápita en la Argentina.

En septiembre del 2020, ya con la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus, el valor per cápita llegó a la bajada histórica de 50 kilos.


Con el paso de los meses, la situación de disminución del consumo no logró mejorar.

Schiffo precisó que Argentina está atravesando una bajante histórica “que no se veía hace al menos 60 años. Los cortes más costosos, como son la nalga, el lomo, el bife ancho o el bife angosto tuvieron una disminución en el consumo de hasta el 30% en los últimos seis meses”.

En lo que se refiere a los cortes del cuarto delantero, de precios más bajos, registraron una caída del 12%, y corresponde a aguja, paleta, pecho y falda.

El asado, por su parte, tuvo entre un 7% y un 10% de caída en la demanda.

A diferencia de la carne vacuna, las menores subas se dieron en el pollo, que aumentó en 2020 un 57,9 por ciento, mientras el cerdo lo hizo en 59,3 por ciento.


En ambos casos, más de 15 puntos por debajo de lo que subió la carne, aunque muy por encima del 35 por ciento que se espera de inflación para todo el año.

Martes, 19 de enero de 2021