HISTORIA DE AMOR
Un adolescente correntino fue adoptado por la ex de su padre
Anteriormente, una familia de Córdoba se mostró interesada en la adopción. Tras un mes en ese hogar lo trajeron de regreso, aduciendo “que no era lo que ellos esperaban y que no podían hacerse cargo”.
Un adolescente correntino de 14 años fue adoptado plenamente por una mujer en forma unilateral, quien se encuentra todavía casada, pero está separada de hecho. La decisión fue avalada por la titular del Juzgado de Menores N° 3 de Capital, doctora Pierina Itatí Ramírez.
La madre adoptante es expareja del padre de G. (inicial dada por el área de comunicación institucional del Poder Judicial, para proteger la identidad del adolescente), de quien el juzgado ha decretado oportunamente la situación de adoptabilidad por la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba G., quien desde muy pequeño realizaba trabajos en la calle para sobrevivir, debido a la negligencia de ambos padres en el cuidado del adolescente.
La nueva familia reside en San Miguel, pero por pedido del joven los trámites se realizaron en el juzgado de esta ciudad, porque es aquí donde se llevó a cabo todo el proceso previo a la adopción, y es donde el adolescente G. explicó sentirse más cómodo.
El juzgado de Menores N° 3 tomó intervención cuando G. tenía 11 años y, trabajando en la calle, sufrió un accidente. El conductor que lo atropelló lo trasladó al Hospital Pediátrico y allí informaron el estado de abandono que tenía al juzgado, que inmediatamente se hizo cargo de la situación.
A partir de allí la doctora Ramírez y su equipo comenzaron a trabajar con G. y su grupo familiar, sin embargo nadie podía hacerse cargo positivamente de él.
Estuvo mucho tiempo alojado en el Hogar Domingo Savio hasta que se decretó su estado de adoptabilidad cuando tenía 12 años. Y se comenzó a buscar una familia dispuesta a darle amor y contención. “No es sencillo lograr una familia adoptiva para un chico de su edad”, sostuvo la doctora Ramírez.
Primer intento
El propósito no se logró en Corrientes, y se llamó a convocatoria nacional, donde tampoco se obtuvieron los resultados esperados. Luego apareció una familia de Córdoba interesada: G. estuvo un mes en ese hogar, período tras el cual lo trajeron de regreso aduciendo “que no era lo que ellos esperaban y que no podían hacerse cargo”.
“Lo vivimos todos como un fracaso. Y además para él constituyó un golpe muy fuerte porque volvió a ingresar al Hogar, cuando con toda esperanza creyó que había conseguido una familia que lo quisiera”, explicó la magistrada.
Nueva vida
Fue en ese momento que se presentó una mujer, que había sido novia del papá de G. muchos años atrás y manifestó su deseo de acoger al niño. Conjuntamente, el Juzgado, la Asesoría de Menores e Incapaces N° 4 y el Consejo Provincial del Niño, el Adolecente y la Familia (Copnaf) evaluaron a la postulante y se pudo comprobar que era idónea, por lo que se le otorgó la guarda preadoptiva.
Todo el proceso adoptivo se llevó adelante oficiosamente, sin abogados y en el Juzgado de Capital, porque así lo solicitó el niño, pese a que están viviendo en San Miguel.
En la situación particular de pandemia, la doctora Pierina Ramírez arbitró los medios necesarios, como audiencias online, para que este proceso se resuelva a favor del joven G. que hoy puede gozar de estar por fin en una familia que lo recibió, lo quiere y lo contiene.
“Siempre nuestro objetivo de trabajo es priorizar el interés superior del niño”, concluyó la doctora Ramírez.
Martes, 6 de octubre de 2020
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