REINO UNIDO

Reino Unido: Europa, servicios públicos y transición energética, la agenda del flamante gobierno laborista
Tras una victoria aplastante, Keir Starmer tendrá que mejorar los servicios públicos, recuperar el poder adquisitivo, y marcar un equilibrio cuidadoso con Europa.
Los laboristas ganaron con una abrumadora mayoría en las elecciones en el Reino Unido el jueves, obteniendo 412 de los 650 escaños en la Cámara de los Comunes y terminando así con 14 años de gobierno del Partido Conservador.

Ahora, el flamante Primer Ministro Keir Starmer, quien ya se encuentra en funciones, tendrá el desafío de recuperar la calidad de los servicios públicos y el poder adquisitivo de los británicos, y a la vez lograr un equilibrio en la delicada relación con la Unión Europea tras el Brexit.

“El desafío principal es que la situación que van a heredar [los laboristas] es bastante pobre", dijo Tom Smith, ejecutivo en asuntos públicos para la consultora Burson. Señaló que la economía del país sigue recuperándose de los impactos de la pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania y la ola de inflación que surgió de estas circunstancias. La inflación interanual llegó a 11,1% en octubre de 2022, la mayor tasa de los últimos 40 años. Si bien el índice bajó a 2% en mayo del presente año, dejó el legado de un poder adquisitivo deteriorado, según Smith.

Una prioridad sería el sistema nacional de salud. Otrora emblema del estado de bienestar británico, recortes en el contexto de políticas de ajuste conservadores contribuyeron a un deterioro en los estándares del sistema sanitario. Las listas de espera han crecido, así como las demoras para las ambulancias. En abril el país quedó horrorizado cuando una mujer falleció tras pasar más de siete horas en la sala de espera de un hospital en Nottingham, abrigada solamente bajo su campera.

“Los estándares de cuidado han sido realmente muy, muy bajos, especialmente comparados con años anteriores,” dijo Smith. “Entonces el mayor desafío es no solamente arreglar eso, sino lograr que las finanzas estén en un estado que realmente les permita invertir en esos servicios”, dijo. Por otra parte, señaló al sistema penitenciario como otro servicio sobrecargado.

Por el momento no queda claro cómo el gobierno laborista pagará estas inversiones. Tendrá que lidiar con una percepción duradera en la sociedad británica de que el partido no es confiable en asuntos fiscales. Esto es producto, afirma Smith, de sus políticas de cobrar mayores impuestos y gastar más en el sector social comparado con sus contrincantes del partido conservador.

Asimismo, Jeremy Corbyn, el líder del ala izquierda del laborismo que antecedió a Starmer, “salió con algunas afirmaciones económicas bastante estrafalarias en cuanto a los impuestos. Por ejemplo, prometió gastar cientos de miles de millones en muchos proyectos, y eso simplemente no se vio como económicamente competente”, agregó Smith.

Starmer declaró durante la campaña que no aumentaría el impuesto a los ingresos personales, ni los aportes de seguridad social. Sin embargo, el partido dio pocas precisiones para no espantar votos, una estrategia que deja dudas sobre cómo van a implementar su agenda.

“Durante la campaña, los laboristas estuvieron muy reacios al riesgo”, afirmó Nick Anstead, profesor asociado en comunicación política en la Escuela de Economía de Londres. “Buscaron evitar cualquier declaración o incidente que pudiera socavar su reputación o dañar la marca del partido”. No obstante, afirma que Starmer dejó en claro que su gobierno va a ser pragmático, no ideológico.

La política exterior de Keir Starmer y la relación con Argentina
A nivel mundial, no se esperan grandes cambios en cuanto a la política exterior, según los analistas consultados por Ámbito. “No va a haber cambios drásticos”, sostuvo Chris Sabatini, investigador principal para América Latina en el think tank británico, Chatham House. “Keir Starmer está claramente apegado al centro. Seguirá apoyando a Ucrania”, sentenció.

El nuevo canciller británico, David Lammy, es hijo de dos inmigrantes guyaneses, por lo que podría querer acrecentar las relaciones con América Latina, para Sabatini.

“Podría haber mayor afinidad con el gobierno de Lula en temas de medioambiente y política”, afirmó y agregó: “Espero mucho más progreso y un gobierno enfocado en asuntos que impulsen la inversión en América Latina y la política social”.

Además, señaló que podría haber mayor diálogo sobre los derechos de comunidades locales con respecto a la minería, no solamente con respecto al litio en Argentina, sino también en Chile y Perú.

Tomando en cuenta la importancia que pone la administración de Javier Milei en las inversiones en litio, Vaca Muerta, petróleo offshore, y otros recursos naturales, Sabatini considera que eso podría llevar a intercambios productivos entre Argentina y el Reino Unido.

“El gobierno de Keir Starmer tendrá mucha mayor influencia en cuanto a la mejoría de las relaciones comunitarias vinculadas a la minería, porque muchas de aquellas empresas son británicas”, puntualizó.

Sin embargo, afirmó que es poco probable que el nuevo gobierno entable nuevos debates con respecto a la soberanía de las Islas Malvinas, al considerar esa cuestión como “resuelta”. “Es una política de Estado”, agregó.

Brexit
El asunto prioritario en la agenda internacional de Starmer será la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea.

En 2016, la población británica votó en un referéndum salir de la UE, dejando atónito al premier conservador David Cameron. La salida se conoce como “Brexit”, una mezcla de las palabras Britain (Bretaña) y exit (salida). El líder convocó a un plebiscito para aplacar las demandas de la ultraderecha, confiando en que los británicos iban a votar para quedarse. Tras conocer los resultados, renunció. Su reemplazo, Theresa May, también renunció por la cuestión del Brexit, cuando no pudo conseguir apoyo parlamentario por el acuerdo que negoció con la UE.

El país finalmente salió del bloque europeo en enero de 2020, bajo el liderazgo de Boris Johnson. Sin embargo, sigue siendo un tema candente: enfrenta la soberanía nacional contra el cosmopolitismo, y el debate está atravesado por acusaciones de racismo y xenofobia.

Ahora, Starmer tendrá que marcar un equilibrio cuidadoso entre un partido laborista más bien pro-Europeo y una población que engloba tanto eurofilos como eurofóbicos -división que no siempre va por líneas partidarias-. Una política pro-Europa podría poner en peligro algunos distritos electorales donde los laboristas lograron una mayoría pequeña, y donde prevalecen sentimientos anti-Europa.

Para Anstead, Starmer estará abierto a algunas relaciones con Europa, pero asuntos que podrían implicar la supervisión europea de las políticas británicas, como la participación en el mercado único y el control migratorio, van a constituir “líneas rojas”. Señaló también que un segundo mandato de Donald Trump podría motivar al Reino Unido a acercarse a Europa.

Mientras tanto, para los negocios, los trámites para hacer negocios con Europa se han vuelto mucho más complejos. “Ha sido realmente bastante desastroso en lo económico”, dijo Smith. “Realmente no ha ayudado. Pero los laboristas no pueden decir eso, porque si hablan sobre el Brexit, van a perder la discusión, porque es un tema polémico”, cerró.













Sábado, 6 de julio de 2024
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