Enclavado en el corazón del barrio al que le da su nombre, el club Atlético San Ramón pertenece a la enorme lista de instituciones que luchan a diario por subsistir. En los últimos años disfruta de un crecimiento institucional y deportivo, aunque supo atravesar momentos de crisis que lo dejaron en situaciones fulminantes.

Fue fundamental la llegada de un grupo de personas que en base a humildad, trabajo y sacrificio se propuso poner a la entidad en los primeros planos. Con un populoso barrio como marco, cuyos chicos demandan un lugar donde poder dar rienda suelta a su pasión por el fútbol, el club cumple una función que va más allá de la práctica deportiva (que de por sí es fundamental).

Tomaron con responsabilidad el desafío de participar en el Torneo Federal C sabiendo que el tren suele pasar una vez y hay que tomarlo. Cuando muchos preveían que iba a ser la cenicienta, el Rojo desoyó las críticas superando obstáculos, para alcanzar las semifinales por el Ascenso Este de la Región Litoral Norte. Una campaña excelente e histórica en su primera incursión en este tipo de competencias.

Y lo hizo con un plantel integrado en su inmensa mayoría por jugadores del ámbito local -la excepción fue el Pájaro Benítez-, con bajo costo, con un presupuesto acotado, con mucho ingenio y por sobre todo con los pies sobre la tierra. Sin promesas que no fueran a cumplir.

Muchos jugadores fueron convencidos por el propio técnico Carlos Gómez para sumarse al proyecto. Unos cuantos, el Seba Falcone, Pol Ojeda, el colombiano Arias Pérez, Machito Gauna, Javier Valenzuela, Colita Alegre, Iván Rivero y el apuntado Raúl Benítez, con experiencia en el Federal B. Más los "propios" del club que entendieron de qué se trataba esta historia e iban a tener su primera experiencia. Quedaron las intenciones por contar con otros referentes como Jesús Pezoa, los hermanos Zaracho y Tonguito Sosa, pero estos prefirieron inclinarse por una oferta económica superior.

La primera fase la superó con holgura. En el mano a mano avanzó por los penales en una serie complicada ante Atlético Bella Vista y en semis, tuvo un mal día en el partido de ida con Estudiantes de Resistencia (0-4), lo que terminó condicionando la eliminatoria. Jugó un total de diez partidos con 5 triunfos, 3 empates y dos derrotas. Marcó 14 goles y le convirtieron 12.

Maximiliano Gauna y Raúl Benítez fueron los goleadores con tres tantos cada uno; Sebastián Falcone, Jorge Maciel y José Arce anotaron dos cada uno; Iván Rivero y Mariano Fernández -en contra- uno cada uno.

El equipo siempre intentó jugar como pretendía su entrenador. Queriendo ser protagonista en cualquier cancha. Con presión alta, con agresividad, buscando el buen juego. El mismo Carlos Gómez lo ejemplificó al término de la revancha ante el conjunto chaqueño: "Nos faltó gol, nos sobró fútbol. Probamos con pelotas largas y dos delanteros bien abiertos en el primer tiempo y en el segundo jugamos corto y por adentro. De las dos maneras fuimos más, de las dos maneras creamos situaciones".

Este Federal C sirvió para que puedan mostrarse algunos jóvenes que están en pleno crecimiento. El Chiqui Avalos mostró sus aptitudes como volante central y rindió de manera excelente. Respaldado en una condición física envidiable. El santaluceño Jorge Maciel tuvo regularidad y capacidad para adaptarse al ida y vuelta permanente por cualquier sector de la mitad de cancha. Y el Chopo Montiel, dueño de una gambeta impredecible, iluminó algunas tardes con destellos de un talento diferente.

A todas luces saludable la aparición de San Ramón para nuestro fútbol. Que en su ambicioso proyecto debe perseguir ahora la consolidación definitiva. Una frase a modo de síntesis de la tarea que viene desarrollando dejó el propio técnico tras la participación en el certamen federal: "Era lo que queríamos cuando comenzamos, es lo que trabajamos desde hace dos años, cambiar la agresividad por el buen fútbol. Vamos por buen camino. Todo se puede"...

Por Jorge Lemos para POWERnoticias.com -


Viernes, 20 de abril de 2018