MUERTE CAUSADA POR AGROTOXICOS
Confirman procesamiento al productor hortícola por muerte de Carlos Rivero
La Cámara Criminal de Corrientes Capital rechazó una recurso de apelación y confirmó el procesamiento por homicidio culposo con uso de agrotóxicos del tomatero Oscar Candussi, único imputado por la muerte del niño Carlos Rivero. Informo elabogado querellante, julian Segvia. El juicio, el segundo en su tipo en el país, se elevaría en el segundo semestre de 2018.
El productor tomatero es acusado de cometer el asesinato del niño Carlos Rivero al fumigar sus campos con pesticida. Se trata del segundo caso de este tipo que en Argentina llegará a juicio oral, ambos por hechos ocurridos en la Provincia de Corrientes. El abogado querellante, Julián Segovia, integrante de la Fundación Infancia Robada, relato a cronista Juan Cruz Velasquez que con esto, estan dadas las situaciones, para que se pueda elevar rápidamete a juicio oral.
En septiembre de 2016, el juez lopez Lecube, del juzzgado 1 de Goya, proceso con prision preventiva a Candussi, el acusado mediante su letrado Dr. Monti, había apelado en octubre de ese mismo año y trasladado a "Corrientes, a la Cámara Criminal de Corrientes Capital" donde se atiende apelaciones de juzgados de Primera Instancia.
Seguramente esto se elevaria a debate yá el año 2018, ni bien venga a goya la ratificacion del auto-procesamiento, concluyó Segovia.
Rivero murió envenenado con un agrotóxico organofosforado.
Ésta sustancia fue detectada en el niño en un análisis de orina que le hicieron en el hospital de Goya y es compatible con el tipo de agrotóxicos que se usan en las tomateras. Además pericias posteriores encontraron el compuesto en las hojas de las plantas de tomate del establecimiento hortícola y en el cuerpo de los chachos muertos propiedad de la familia Rivero.
Los plaguicidas organofosforados constituyen un amplísimo grupo de compuestos de síntesis, en general altamente tóxicos, con un precedente en los gases de guerra, a menudo conocidos bajo el apelativo de ‘gases nerviosos’, entre los que se encuentran el sarin, tabun y soman, y que se desarrollaron de manera especial a partir de la Segunda Guerra Mundial.
José Carlos Rivero, tenía 4 años de edad y quería vivir. Así lo recuerda Maria Eugenia, su madre quien pidió que esa frase sea el motivo de recordatorio y lucha contra las fumigaciones, ya que José peleó hasta el final por su vida mientras duró su internación en el Hospital Garrahan.
Con respecto a las responsabilidades penales se ha avanzado en la causa gracias a las abundantes pruebas que vinculan la muerte con las fumigaciones, pero por sobretodo por el idóneo trabajo del Dr. Julian Segovia, quien desde la Fundación Infancia Robada (que preside la Hermana Marta Pelloni) realiza el patrocinio legal a las familias de los niños asesinados.
Miércoles, 16 de agosto de 2017
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