Sergio García sabe desde este domingo -quizás mejor que ningún otro deportista- que es cierto el famoso dicho "persevera y triunfarás". El español, de 37 años, ganó el primer Major de su carrera luego de 74 participaciones: venció en el desempate al inglés Justin Rose y se coronó en el Masters de Augusta.

El ex número 2 del mundo (hasta este domingo en el puesto 11) completó las cuatro rondas con 279 golpes (-9), los mismos que Rose, pero jugó con firmeza y determinación en el desempate, disputado en el 11, para ganar el mítico saco verde. Una mala salida de Rose en el desempate y un putt fallado por el inglés le dejaron a García dos posibilidades para ganar el ansiado título. Con nervios de acero, el español acertó en la primera oportunidad, marcó un birdie en ese par 4 y se quedó con el título.

Quien no tuvo una buena jornada fue Emiliano Grillo, quien el domingo empleó 78 golpes y terminó en el puesto 51, con 300 golpes (+12). Tres bogeys y un triple bogey (en el par 3 del hoyo 12) marcaron un andar irregular en el último día del chaqueño.

García y Rose comenzaron el domingo en la cima, pero una larga lista de perseguidores podían acecharlos. Rickie Fowler largó tercero a un golpe, mientras que los estadounidenses Jordan Spieth, campeón hace dos temporadas, Ryan Moore y Charley Hoffmann estaban a dos impactos.

Por eso, con un arranque fantástico, el español tomó otros dos golpes de ventaja sobre sus rivales con dos birdies y un par en los tres primeros hoyos, diferencia que le permitió jugar con serenidad los siguientes hoyos.

Sin embargo, tres birdies consecutivos de Rose en el seis, en el siete y en el ocho pusieron todo como al principio de la jornada en la vuelta final del recorrido. A esa altura, la consistencia de ambos los colocaba con únicos candidatos al triunfo.

Verse igualado por Rose pareció afectar desde lo psicológico a García, que sumó dos bogeys seguidos en el 10 y en 11 para quedar dos golpes por detrás. Sin embargo, a partir del hoyo 13, el español recuperó su forma y, con un águila en el 15, logró emparejar el tanteador.

Pero un nuevo birdie de Rose en el siguiente dejó al inglés con ventaja para los dos últimos hoyos. En el 17, un bogey de Rose dejó todo igualado para el último hoyo, donde García tuvo un putt a poco más de un metro para ganar el título, pero lo falló.

No obstante, lejos de caerse anímicamente y de que los fantasmas del pasado lo atormentaran, García mantuvo la calma. Jugó el desempate con la actitud segura que siempre se le reclamó en los momentos decisivos. Y gritó de desahogo.

No fue para menos su festejo y su sonrisa. El español había irrumpido en el circuito de la PGA a los 18 años, en 1999. Ese año, secundo a Tiger Woods en el PGA Championship y desde entonces el mundo del golf puso la lupa sobre “El Niño”. La única pregunta era cuándo ganaría su primer Major. La pregunta, con el correr de los años, se reformuló. Ese putt fallado en el hoyo 18 del British Open 2007 y su posterior derrota en el desempate ante Padraig Harrington acrecentaron las dudas.

También sumó subcampeonatos en el campeonato de la PGA de 2008 y el Abierto Británico de 2014.

En Augusta, en 2012, cuando una pésima tercera vuelta lo relegó en un torneo que punteaba tras los dos primeros días. En aquella conferencia de prensa posterior, García digo que, tras trece años en el tour, se había dado cuenta de que no era “suficientemente bueno para ganar un Major”. Dijo, también, invadido por el dolor, que pelearía por el segundo o el tercer lugar de los grandes certámenes. Que, al fin y al cabo, no eran malos resultados. Cinco años más tarde, García entendió que aquella apreciación era precipitada. Que el que persevera triunfa.

Lunes, 10 de abril de 2017