El arquero de River le atajó un penal a Saja en el cierre del clásico con Racing y mantuvo a salvo la victoria. Todo el estadio le regaló su gratitud. Rojas había tocado la pelota con sus manos en un error infantil.

En un partido que se tendría que haber cerrado en los primeros minutos del segundo tiempo, para evitar riesgos y sufrimientos, River vuelve a ganar puntos desde el arco gracias a 'San Chichi', como hace décadas no pasaba.

Hace ya tiempo que en el fútbol argentino no se gana más con la camiseta, pero la paternidad de River sobre Racing se volvió a hacer sentir en el Monumental, dónde el equipo de Avellaneda sólo ganó 10 veces en toda la historia. En un partido tan irregular como lo es todo el torneo, River fue a buscar siempre el resultado (por obligación, historia y necesidad) frente a un equipo que con el marcador en blanco y a los diez minutos ya comenzaba a hacer tiempo. Por confiarse, la Banda casi termina lamentando dos puntos que hubieran dejado el torneo servido para Gimnasia.

Pusimos solitos los dos puntos en una ruleta rusa en la que afortunadamente pudimos sobrevivir. 'San Chichizola' borró de un plumazo todas las dudas que había sobre su inactividad –no tuvo continuidad en la titularidad desde la primera ronda del otro torneo que jugamos en 2011/2012- con actuaciones destacadas y dos penales que significaron tres puntos sin los cuales River estaría muy complicado para buscar el torneo.

Es histórico el hecho que el Millonario nunca haya tenido grandes defensas. Por el contrario fue más de sufrir cuando los rivales eran buenos contragolpeadores, por aquello de ir a buscar y quedar mal parados atrás. Sin embargo, quienes pudimos disfrutar del genial River de la segunda mitad de los setenta y los ochenta sabíamos que en el Pato Fillol había una defensa más y un mano a mano nunca era medio gol, como le ocurre a cualquier otro equipo. Las buenas actuaciones de Barovero y Chichizola le vienen dando puntos importantísimos a esta River laborioso, de overol.

En el primer tiempo el equipo tuvo la calma suficiente para llegarle a Racing, aunque no fue muy profundo. Logró meter algunas jugadas de riesgo y tuvo un momento de ataque intenso, etapa que derivó en el penal que le hicieron al Keko Villalva. River tuvo el control, que sólo padeció la distracción en la pelota parada del gol de Racing.

La confianza que recuperó Cavegol con el penal se extendió hasta el tercero, al comienzo de la segunda parte. Con ese 3 a 1, River tuvo que cerrar el partido, no lo hizo y sufrió mucho más que la cuenta. Era un partido para ganarlo 5 a 1 y no complicarse. Pero no lo hizo y casi rifa el torneo por dos distracciones imperdonables, el descuento de Racing y el infantil penal.

A este River no le sobra nada y puede pelear porque no hay ningún equipo que se destaque sobre los demás. Tiene momentos de buen juego, donde arma jugadas colectivas como la del tercer gol, dignas de un equipo que sabe lo que quiere. Pero también se distrae, se diluye en el juego, se deja arrinconar y no sabe manejar los partidos cuando tiene el resultado a favor.

¿Qué pasará con River de visitante? Viene el ya descendido Argentinos, equipo contra el cual nos consagramos en tantos torneos, en la última fecha. Ojalá ese recuerdo se repita dentro de dos semanas.

River necesita un título, por su gente y para dejar atrás definitivamente el tortuoso pasado reciente, todos saben de qué hablo. Hay que cortar la sequía de títulos para que no se convierta en una pesada cruz y para revertir con resultados y los ingresos por participación en torneos internacionales los años oscuros.

En los 180 minutos que quedan para definir el campeón, River debe seguir poniendo fútbol si sale, y garra si el buen juego no aparece, y cuando saque ventaja pueda manejar el resultado. Pero todo indica que tenemos dos finales más, a puro sufrimiento. Lo bueno: los hinchas de River sabemos que tenemos el corazón fuerte, porque venimos superando las emociones más intensas.

Lunes, 5 de mayo de 2014